martes, 21 de marzo de 2023

Tiburon blanco

 El gran tiburón blanco (Carcharodon carcharias) o jaquetón es una especie de pez cartilaginoso lamniforme de la familia Lamnidae (escualo). Vive en las aguas cálidas y templadas de casi todos los océanos. Esta especie es la única del género Carcharodon que sobrevive en la actualidad. A nivel mundial se considera Vulnerable (IUCN). 

Los tiburones blancos se caracterizan por su cuerpo fusiforme y gran robustez. El morro es cónico, corto y grueso. La boca, muy grande y redondeada, tiene forma de arco. Permanece siempre entreabierta, dejando ver al menos una hilera de dientes de la quijada superior y una o dos de la inferior, mientras el agua penetra en ella y sale continuamente por las branquias.

Durante el ataque, las fauces se abren hasta tal punto que la forma de la cabeza se deforma pues la mandíbula se proyecta, y se cierran luego con una fuerza trescientas veces superior a la de una mandíbula humana (1.2-2.4 toneladas).

Los dientes son grandes, aserrados, de forma triangular y muy anchos. Al contrario que otros tiburones, no poseen diastema ni reducción de diente alguno, sino que tienen toda la quijada provista de dientes alineados e igualmente capaces de aferrar, cortar y desgarrar. Detrás de las dos hileras de dientes principales, los tiburones blancos (como todos los tiburones) tienen dos o tres más en continuo crecimiento que suplen la frecuente caída de dientes con otros nuevos y se van reemplazando por nuevas hileras a lo largo de los años. Dichos dientes están apoyados sobre el tejido conjuntivo de las quijadas, carecen de raíz y tienen base bifurcada, dándole una apariencia inconfundible en forma de punta de flecha.


Los orificios nasales (narinas) son muy estrechos, mientras que los ojos son pequeños, circulares y completamente negros. Esta especie carece de membrana nictitante o tercer párpado, pero utiliza los músculos extraoculares para rotar el ojo por completo al interior de la órbita de modo de protegerlo mientras se alimenta. En los costados de la cabeza se sitúan cinco hendiduras branquiales, seguidas en el tronco por un par de aletas pectorales bien desarrolladas y de forma triangular y un par de aletas pélvicas, cerca de la aleta caudal, mucho más pequeñas. La caudal está muy desarrollada, al igual que la gran aleta dorsal de su lomo, de forma inconfundible para cualquiera. Otras dos aletas impares pequeñas (segunda dorsal y anal) ubicadas en la línea media y más cerca de la cola, completan el aspecto de este animal.

A pesar de su nombre, el jaquetón solamente es blanco en su parte ventral, mientras que la dorsal es gris o azulada. Este patrón, común en muchos animales acuáticos, sirve para confundirse con la luz solar (en caso de mirarse desde abajo) o con las oscuras aguas marinas (en caso de hacerlo desde arriba), constituyendo un camuflaje tan simple como efectivo. El extremo de la parte ventral de las aletas escapulares y la zona de las axilas aparecen teñidos de negro. La piel, muy áspera, se compone de duras escamas llamadas dentículos dérmicos por su forma afilada.

No obstante, la denominación de «tiburón blanco» podría tener su lógica en el caso de avistarse ejemplares albinos de esta especie, que, aunque son muy raros, existen. En 1996 se pescó en las costas de El Cabo Oriental (Sudáfrica) una hembra joven de apenas 145 cm que exhibía esta rara característica.

Sentidos

Las terminaciones nerviosas del extremo frontal correspondientes a los neuromastos de la línea lateral recogen las vibraciones en el agua y guían al animal hasta la posible presa que esté causando esa perturbación. Otros receptores (conocidos como ampollas de Lorenzini, unas células especializadas con una forma similar a la de minúsculas «botellas») situados en torno a los orificios nasales le permiten captar también campos eléctricos de frecuencia variable que probablemente use para orientarse en sus migraciones a través de largas distancias. Su olfato es muy potente, capaz de detectar unas pocas moléculas de sangre entre un millón de moléculas de agua a kilómetros de distancia; la detección de sangre lo atrae, al tiempo que se vuelve mucho más agresivo. Además, son capaces de distinguir entre las diferentes concentraciones en las que se puede encontrar una partícula olorosa en particular, lo que les permite una mejor orientación hacia el alimento. Por lo general, aquellas especies que tienen un sentido del olfato muy agudo tienen multitud de locus o loci para genes del receptor olfativo OF. Por ello, cuando se secuenció el genoma del tiburón blanco eso era lo que cabría esperar, debido a su gran capacidad para detectar olores. Sin embargo, este hecho no se dio. Como alternativa, se ha propuesto que, en su lugar, posean secuencias de genes relacionados con la recepción de olores muy conservadas (seleccionadas positivamente por la evolución) o enriquecidas, o bien exista una familia de genes alternativos que tengan un papel importante en esta función. El órgano vomeronasal constituye un órgano de recepción olfativa auxiliar al sentido del olfato que está presente en algunos vertebrados. La secuenciación del ADN del tiburón blanco ha detectado que poseen catorce genes para el receptor vomeronasal, cumpliéndo la hipótesis del enriquecimiento génico, lo que indica una mayor regulación del proceso. Adicionalmente se ha encontrado una secuencia génica conservada que podría tener relación con la compensación de escasas secuencias del gen OF. La proteína Bbs5 es una molécula relacionada con el ensamblaje celular del Cilio celular. Defectos en esta proteína se han descrito en el Síndrome de Bardet-Biedl que, entre otras cosas, puede provocar deficiencias en la detección de olores o anosmia. En el tiburón blanco se ha visto que la secuencia de dicha proteína se encuentra muy conservada, pudiendo constituir otro método para desarrollar una aguda detección de olores.​ La vista también está bien desarrollada y tiene un papel muy importante en la aproximación final a la presa y su peculiar modelo de acecho y ataque desde debajo de la misma. La vista del Tiburón Blanco es completamente verde. Sus ojos están orientados hacia los costados, y no pueden mirar hacia adelante en forma recta como los humanos.

Tamaño
La longitud más frecuente entre los tiburones blancos adultos es de 5 a 7 m (siendo los machos menores que las hembras), aunque se han citado casos de individuos excepcionales que rebasaban ampliamente esas medidas. En la actualidad no se puede asegurar cuál es realmente el tamaño máximo en esta especie, hecho que se ve reforzado por la existencia de notas antiguas y poco fiables sobre animales realmente gigantescos. Varios de estos casos se analizan en el libro The Great White Shark (1991), de Richard Ellis y John E. McCosker, ambos expertos en tiburones.

Durante décadas, muchos libros de referencia en el campo de la ictiología , así como el Libros Güines de récords mundiales, recogieron dos tiburones blancos como los más grandes jamás capturados; uno de ellos era un ejemplar de 9 m supuestamente capturado en aguas del Sur de Australia, cerca de Port Fairy, en la década de 1870 y el otro se trataba de un individuo de 11.3 m que quedó atrapado en una red para arenques en Nuevo BrunswickCanadá en la década de 1930.

En su libro, Ellis y McCosker aceptan que este tiburón parecía tener un tamaño superior a la media, pero no consideran como cierta la medida de 7.2 m. Durante los siguientes años, otros expertos también han encontrado motivos para dudar de este dato, debido en parte al desacuerdo entre Cutajar y otros testigos a la hora de fijar las medidas. Finalmente, un analista fotográfico de la BBC concluyó, teniendo en cuenta el error al que la perspectiva puede llevar en la fotografía del animal, que el tamaño real del animal estaría en torno a los 6.6 m.​ En abril de 2014, personal del Ministerio de pesca australiano logró capturar y etiquetar a una gran hembra de tiburón blanco de aproximadamente treinta años de edad que midió 6.3 m de longitud y pesó 1.6 t (toneladas); esta captura se realizó cerca de la isla Mistaken, a 400 km (kilómetros) de Perth. En agosto de 2015, fue documentada una gran hembra conocida como Deep Blue en la isla Guadalupe en el Pacífico mexicano, la cual alcanzó los siete metros de longitud (23 pies) y se le estima una edad de alrededor de cincuenta años.

Actualmente, la mayoría de los expertos están de acuerdo en que el tamaño máximo que puede alcanzar un tiburón blanco es de unos 7 m de longitud y alrededor de 2 t (toneladas) de peso. Los informes sobre tamaños mucho mayores que este suelen considerarse dudosos y según el Canadian Shark Research Centre (Centro Canadiense de Investigación del Tiburón), el gran tiburón blanco más grande correctamente medido fue una hembra capturada en agosto de 1988 en la isla del Príncipe Eduardo, que midió 6.1 m. El tiburón fue pescado por David McKendrick, un residente local de Alberton, West Prince. McKendrick y un hombre llamado David Livingstone tienen el primer y segundo mayor diente de este tiburón.

En lo relativo al peso se añade un nuevo problema, ya que este puede variar ligeramente en función de lo que el tiburón haya comido y si lo ha hecho de forma más o menos reciente. Un ejemplar adulto puede introducirse en la boca hasta 14 kg de carne de un solo mordisco, y almacenar varios más en su estómago hasta que termina de digerirlos. Por esta razón, Ellis y McConker consideran posible que los tiburones blancos puedan llegar a alcanzar pesos de 2 t (toneladas), aunque el mayor de los que ellos han estudiado «sólo» pesaba 1.75 t.

El mayor tiburón blanco reconocido por la Asociación Internacional de Pesca Deportiva (IGFA, en sus siglas en inglés) es un ejemplar de 1208 kg capturado por Alf Dean en 1959, al sur de Australia. Se conocen muchos otros ejemplares mayores, pero la IGFA no los tiene en cuenta por haber sido capturados sin respetar las normas impuestas por esta organización.

Alimentación 

Especialmente la que procede de cadáveres de ballena a la deriva, de los que arrancan grandes pedazos. Cerca de las costas, los tiburones blancos consumen grandes cantidades de objetos flotantes por error: en sus estómagos se han llegado a encontrar incluso matrículas de automóvil.

Tanto la caza como el resto de la vida del gran tiburón blanco suelen ser solitarios. Ocasionalmente se ven parejas o pequeños grupos desplazándose a la búsqueda de alimento, labor que les lleva a recorrer cientos de kilómetros. Aunque preferentemente nómadas, algunos ejemplares prefieren alimentarse en ciertas zonas costeras, como ocurre en algunas regiones de California, Sudáfrica y especialmente Australia.

Los tiburones blancos jóvenes se alimentan principalmente de peces como rayas y otros tiburones, pero cuando ya son adultos se alimentan de mamíferos marinos como focas, lobos y leones marinos principalmente en costas californianas, pero en zonas donde no hay pinnípedos cazan delfines, marsopas y eventualmente zifios, los atacan por detrás, por arriba o por debajo para evitar ser detectados por su ecolocalización, ocasionalmente atacan otros cetáceos como cachalotes pigmeos y calderones.

También cazan pingüinos, tortugas marinas y se tienen registros de nutrias marinas con mordeduras de tiburones en California.

Enemigos naturales

La orca puede constituir una amenaza para los tiburones blancos. El 4 de octubre de 1997, en las aguas que bañan las islas Farallón, ocurrió un ataque de una orca hembra de 6 metros conocida por los científicos como Ca2 contra un tiburón blanco, durante el cual el tiburón murió. No se sabe realmente el verdadero tamaño de aquel ejemplar debido a que quedó completamente destrozado, pero los expertos suponen que se trataba de un tiburón joven de 3 metros.

Contrariamente a lo que mucha gente piensa, los grandes tiburones blancos adultos no son atacados por las orcas, que van principalmente a por ejemplares jóvenes por ser más fáciles de capturar; se cree que el ataque ocurrido fue por competencia por las presas ya que ambas especies tienen casi los mismos hábitos alimentarios, por lo que las orcas desplazan a los tiburones a áreas donde no haya más de estos cetáceos. Una zona donde se superponen ambas especies es toda la costa californiana, pero también hay competencia en el Pacífico oeste, posiblemente en Japón donde ambas especies son abundantes, el Atlántico suroeste, algunas zonas de Australia y el Mediterráneo, y también en aguas de Nueva Zelanda.

Aparte de orcas, los ejemplares jóvenes pueden caer presas de tiburones tigre, tiburones toro y cocodrilos de agua salada en costas australianas. El canibalismo no es ajeno a esta especie.

Reproducción 

Aunque apenas hay unos cuantos casos de hembras grávidas capturadas, se puede afirmar que esta especie prefiere reproducirse en aguas templadas, en primavera o verano, y es ovovivípara. Poseen un ciclo reproductivo lento con embriones denominados oófagos: los huevos, de cuatro a diez o tal vez hasta catorce semanas, permanecen en el útero hasta que eclosionan, y es entonces cuando se da el canibalismo intrauterino u Oofagia (siendo las crías más débiles y los huevos aún por abrir devorados por sus hermanos más fuertes) de la misma forma que sucede en otras especies de lámnidos. Se estima que el tiempo de gestación de estos animales es de un año. Unas tres o cuatro crías de 12 dm (decímetros) de largo y dientes aserrados logran salir al exterior en el parto e inmediatamente se alejan de su madre para evitar ser devoradas por ésta. Desde entonces llevan una vida solitaria, creciendo a un ritmo bastante rápido. Alcanzan los dos metros en el primer año de vida; los machos, más pequeños que las hembras, maduran sexualmente antes que éstas, cuando alcanzan los 3.8 m (metros) de largo (unos cuatro años), aunque, de acuerdo con Compagno (1984), algunos individuos podrían madurar excepcionalmente cuando todavía cuentan con apenas dos metros y medio. Se distinguen por unas extensiones de las aletas pélvicas que sirven de órganos copuladores. Las hembras no pueden reproducirse hasta que alcanzan entre 4.5 y 5 m de largo y se cree que son fértiles durante un corto periodo de tiempo, lo que hace que su tasa reproductiva sea baja.

No se conoce gran cosa sobre las relaciones intraespecíficas que se dan en esta especie, y lo que respecta al apareamiento no es una excepción. Es posible que este se produzca con más frecuencia después de que varios individuos compartan un gran festín, como por ejemplo un cadáver de ballena. La vida media para estos animales no se conoce con exactitud, pero es probable que oscile entre los quince y treinta años. En enero de 2014, un grupo investigadores del Woods Holle Oceanographic Institution de Cape Cod, en Massachusetts, liderados por el Dr. Li Ling Hamady, publicaron un estudio basado en la datación con carbono-14 sobre las vértebras de diversos ejemplares (4 machos y 4 hembras) del noroeste del Atlántico en la revista científica PLOS ONE. En dicho estudio se concluyó que la expectativa de vida del tiburón blanco era de más de setenta años, tres veces más de lo que anteriormente se pensaba, ya que el ejemplar más longevo, un macho, tenía una edad de setenta y tres años, mientras que la hembra más madura contaba con unos cuarenta años de edad.


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