viernes, 24 de marzo de 2023

Hormigas

 Las hormigas (Formicidae) son una familia de insectos eusociales que, como las avispas y las abejas, pertenecen al orden de los himenópteros. Las hormigas evolucionaron de antepasados similares a una avispa a mediados del Cretáceo, hace entre ciento diez y ciento treinta millones de años, diversificándose tras la expansión de las plantas con flor por el mundo. Son uno de los grupos zoológicos de mayor éxito, con unas catorce mil especies descritas, aunque se estima que pueden ser más de veintidós mil. Se identifican fácilmente por sus antenas en ángulo y su estructura en tres secciones con una estrecha cintura. La rama de la entomología que las estudia se denomina mirmecología.

Forman colonias u hormigueros de un tamaño que se extiende desde unas docenas de individuos predadores que viven en pequeñas cavidades naturales, a colonias muy organizadas que pueden ocupar grandes territorios compuestas por millones de individuos. Estas grandes colonias consisten sobre todo en hembras estériles sin alas que forman castas de «obreras», «soldados» y otros grupos especializados. Las colonias de hormigas también cuentan con algunos machos fértiles y una o varias hembras fértiles llamadas «reinas». Estas colonias son descritas como superorganismos, dado que las hormigas parecen actuar como una entidad única, trabajando colectivamente en apoyo de la colonia.

Han colonizado casi todas las zonas terrestres del planeta; los únicos lugares que carecen de hormigas indígenas son la Antártida y algunas islas remotas o inhóspitas. Las hormigas prosperan en la mayor parte de estos ecosistemas y se calcula que pueden formar el 15-25 % de la biomasa de los animales terrestres.​ Se estima que hay entre mil billones (1015) y diez mil billones (1016) de hormigas viviendo sobre la Tierra. Se considera que su éxito en tantos entornos se debe a su organización social y a su capacidad para modificar hábitats, a su aprovechamiento de los recursos y a su capacidad de defensa. Su prolongada coevolución con otras especies las ha llevado a desarrollar relaciones miméticas, comensales, parásitas y mutualistas.

Sus sociedades se caracterizan por la división del trabajo, la comunicación entre individuos y la capacidad de resolver problemas complejos. Estos paralelismos con las sociedades humanas han sido durante mucho tiempo fuente de inspiración y objeto de numerosos estudios.

Muchas culturas humanas las utilizan como alimento, medicina y como objeto de rituales. Algunas especies son muy valoradas en su papel de agentes de control biológico.​ Sin embargo, su capacidad de explotar recursos provoca que las hormigas entren en conflicto con los humanos, puesto que pueden dañar cultivos e invadir edificios.

Algunas especies, como las hormigas de fuego (género Solenopsis), son consideradas especies invasoras, ya que se han establecido en nuevas áreas donde han sido introducidas casualmente.

Distribución y diversidad

Habitan en todos los continentes excepto la Antártida y algunas grandes islas, como Groenlandia, Islandia y partes de Polinesia.​ Las islas hawaianas también carecen de especies de hormigas nativas. Ocupan una gran variedad de nichos ecológicos y son capaces de explotar una amplia gama de recursos alimenticios actuando como herbívoras directas o indirectas, depredadoras y carroñeras. La mayor parte de las especies son omnívoras generalistas, pero algunas se alimentan de forma especializada.

Se estima que hay entre mil billones (1015) y diez mil billones (1016) de hormigas viviendo sobre la Tierra. Su dominio ecológico se puede medir por su biomasa: estimaciones realizadas en distintos entornos indican que representan por término medio el 15-20 % del total de la biomasa de los animales terrestres, que se eleva a casi el 25 % en la zona tropical. De acuerdo con estas estimaciones, la biomasa de todas las hormigas existentes en el mundo sería similar a la biomasa total de todos los seres humanos.

Su rango de tamaño varía entre 0,75 y mm.​ La extinta Titanomyrma giganteum es la hormiga gigante de mayor tamaño de la que se tiene conocimiento, mayor incluso que las del género Dorylus, las mayores hormigas gigantes existentes en la actualidad, de unos 5 cm de longitud, que viven en África Oriental y Central;​ el registro fósil indica que los machos medían unos 3 cm, pero las reinas alcanzaban los 6 cm, con una envergadura de unos 15 cm.

Su color también varía; la mayoría son rojas o negras, el verde es menos habitual, y algunas especies tropicales tienen un tono metálico. Actualmente, se han descrito unas 14 000 especies, aunque se estima que pueden ser más de 22 000, con la mayor diversidad localizada en la zona tropical. Los estudios taxonomicos continúan desarrollando su clasificación y sistemática, y las bases de datos en línea de especies de hormigas, incluidas AntBase e Hymenoptera Name Server, ayudan a seguir la pista de las especies conocidas y de las descritas más recientemente.​ La relativa facilidad con la que se pueden recoger especímenes y estudiar las hormigas en los distintos ecosistemas, las ha hecho muy útiles como especie indicadora en estudios de biodiversidad.

Morfología

Tienen unas características morfológicas distintas de otros insectos, como las antenas en codo, glándulas metapleurales y una fuerte constricción de su segundo segmento abdominal en un peciolo en forma de nodo. La cabeza, mesosoma (el tórax más el primer segmento abdominal, fusionado a este) y metasoma o gáster (el abdomen menos los segmentos abdominales del peciolo) son sus tres segmentos corporales claramente diferenciados. El peciolo forma una cintura estrecha entre su mesosoma y el gáster. El peciolo puede estar formado por uno o dos nodos (solo el segundo, o el segundo y tercer segmento abdominal).

Como el resto de los insectos, las hormigas cuentan con exoesqueleto, una cobertura exterior que sirve de carcasa protectora alrededor del cuerpo y de punto de anclaje para los músculos, en contraste con el endoesqueleto de los humanos y otros vertebrados. Los insectos no tienen pulmones; el oxígeno y otros gases como el dióxido de carbono atraviesan el exoesqueleto a través de unas minúsculas válvulas llamadas espiráculos. Los insectos también carecen de vasos sanguíneos cerrados (sistema circulatorio abierto); en cambio, tienen un tubo perforado, largo y delgado (denominado «aorta dorsal»), que se extiende por la parte superior del cuerpo y que hace las funciones de corazón y bombea hemolinfa hacia la cabeza, gobernando así la circulación de los fluidos internos. El sistema nervioso se compone de un cordón nervioso ventral que se extiende a lo largo del cuerpo, con varios ganglios y ramas que llegan a los extremos de los apéndices.


La cabeza de una hormiga contiene muchos órganos sensoriales. Como la mayor parte de insectos, tienen ojos compuestos formados por numerosas lentes minúsculas unidas. Sus ojos son adecuados para detectar movimiento, pero no ofrecen una gran resolución. También tienen tres pequeños ocelos (ojos simples) en la parte superior de la cabeza, que detectan el nivel lumínico y la polarización de la luz.​ En comparación con los vertebrados, la mayoría tienen una visión pobre o mediocre, y algunas especies subterráneas son completamente ciegas. Sin embargo, otras especies, como la hormiga bulldog australiana, tienen una vista excepcional. También en la cabeza cuentan con dos antenas, órganos con los que pueden detectar sustancias químicas, corrientes de aire y vibraciones y sirven a su vez para transmitir y recibir señales por medio del tacto. Disponen de dos fuertes mandíbulas, que usan para transportar alimentos, manipular objetos, construir nidos y para defenderse. Algunas especies tienen una cámara intrabucal, una especie de pequeño bolsillo que almacena alimento, para después pasárselo a otras hormigas o a las larvas.

Sus seis patas están ancladas al mesosoma (tórax). Unas garras ganchudas situadas al final de cada pata, así como unas almohadillas situadas entre las garras, permiten a estos animales escalar y engancharse a superficies inluso tan lisas como el cristal. Solo las hormigas reproductoras, reinas y machos tienen alas; las reinas las pierden después del vuelo nupcial, dejando unas marcas visibles que son un rasgo distintivo de las reinas. Sin embargo, en algunas especies las reinas y los machos tampoco tienen alas.

El metasoma (abdomen) de las hormigas alberga órganos internos importantes, incluidos los del sistema reproductor, respiratorio (tráquea) y excretor. Las obreras de muchas especies tienen el ovipositor modificado en un aguijón que usan para someter a las presas y defender sus nidos.

Polimorfismo



En las colonias de algunas especies hay castas físicas (con obreras de diferentes clases según el tamaño, denominadas obreras menores, medias y mayores), las más grandes suelen ayudar a los soldados siendo «cazadoras» como en la hormiga bulldog. Son denominados a veces hormigas «soldados» porque sus mandíbulas más potentes las hacen más eficaces en el combate. En algunas especies no existen las medianas y se aprecia una gran diferencia entre las menores y las mayores.​ Las hormigas tejedoras (género Oecophylla), por ejemplo, tienen una marcada distribución bimodal y otras especies son monomorfas, es decir todos los miembros son parecidos o iguales en su morfología y no tienen soldados. Otras especies presentan una variación continua en el tamaño de las obreras. Las obreras más pequeñas de la especie Pheidologeton diversus tienen un peso en seco 500 veces inferior al de sus compañeras de mayor tamaño.

Las obreras no pueden aparearse; sin embargo, debido al sistema haplodiploide de determinación sexual de las hormigas, las obreras de ciertas especies pueden poner huevos no fertilizados que resultan en machos haploides completamente fértiles. El papel de las obreras puede cambiar con la edad y, en algunas especies como las llamadas hormigas melíferas (género Myrmecocystus), un cierto número de obreras jóvenes son alimentadas hasta que su gáster se hincha de forma desproporcionada y sirven como auténticos depósitos vivientes de alimento. Inicialmente se creyó que este polimorfismo en la morfología y el comportamiento de las obreras estaba determinado por factores ambientales, como la nutrición o la acción de las hormonas, que conducían a diferentes tipos de desarrollo; sin embargo, se han detectado diferencias genéticas entre las castas obreras en especies del género Acromyrmex. Estos polimorfismos son causados por cambios genéticos relativamente pequeños; las diferencias en un único gen de Solenopsis invicta pueden determinar si la colonia tendrá una o varias reinas. La especie australiana Myrmecia pilosula tiene un único par de cromosomas (los machos, en su condición de haploides, solo tienen un cromosoma); esto representa el número de cromosomas más bajo conocido en el mundo animal, lo que las convierte en un interesante tema de estudio en la genética y la biología del desarrollo de los insectos sociales.

Desarrollo y reproducción


La vida de una hormiga comienza a partir de un huevo; si está fertilizado, nacerá una hembra (diploide); si no, un macho (haploide). Este tipo de reproducción, característico de los himenópteros, se llama haplodiploidía.

Las hormigas son insectos holometábolos, esto es, que se desarrollan por metamorfosis completa, característica de los insectos más desarrollados, en la que pasan por estadios larvales y un estadio pupal antes de transformarse en imago. La larva permanece prácticamente inmóvil y es alimentada y cuidada por las obreras. A las larvas se les suministra alimento por trofalaxis, un proceso por el cual una hormiga regurgita la comida líquida almacenada en su buche. Los adultos también comparten de este modo los alimentos almacenados dentro del que podemos denominar «estómago social». Las larvas también pueden recibir alimentos sólidos, como por ejemplo huevos tróficos (no fecundados), trozos de presas, semillas traídas por obreras recolectoras o, en el caso de algunas especies, incluso pueden ser transportadas directamente hasta una presa capturada.

Las larvas pasan una serie de mudas y alcanzan el estadio pupal. La pupa tiene los miembros libres, no unidos al cuerpo como en las crisálidas de mariposa.​ En algunas especies la diferenciación entre reinas y obreras (ambas son hembras), y entre las diferentes castas de obreras, está influida por la alimentación que reciben las larvas. Las influencias genéticas y el polifenismo por el ambiente de desarrollo son complejos y la determinación de castas sigue siendo objeto de investigación. Los machos con alas emergen de las pupas junto con las hembras fértiles, también aladas, aunque algunas especies, como las hormigas guerreras, tienen reinas sin alas. Las larvas y las pupas tienen que permanecer a temperatura relativamente constante para asegurar un desarrollo adecuado, por lo que son trasladadas a menudo de una cámara de cría a otra dentro de la colonia.

Una nueva obrera pasa los primeros días de su vida adulta cuidando de la reina y de las crías. Posteriormente es promovida a tareas de excavación y de mantenimiento del hormiguero y, más adelante, a defender el hormiguero y recolectar alimento. Estos cambios pueden ser bastante repentinos, y definen lo que se denomina castas temporales. Una posible explicación de esta secuencia son las numerosas bajas que se producen durante la recolección, por lo que resulta un riesgo solo aceptable para las hormigas más viejas, que probablemente morirían pronto de causas naturales.

La mayoría de las especies tienen un sistema en que solo la reina y las hembras fértiles tienen la capacidad de aparearse. Contrariamente a la creencia popular, algunos hormigueros tienen múltiples reinas, mientras que otros pueden existir sin reinas. En colonias sin reinas, hay obreras con la capacidad de reproducirse; esas obreras reciben el nombre de «gamergates» y las colonias que carecen de reina se conocen como colonias gamergates. La mayor parte de las reinas son las únicas hembras que son fértiles.


(Ejemplar alado de Formica neogagates) 

Los machos alados también puede aparearse con reinas de otras colonias; cuando se introduce en una colonia ajena, el macho es atacado por las obreras, pero entonces libera una feromona de apareamiento y, al ser reconocido como amigo, se le llevará ante la reina para aparearse.​ Los machos también pueden patrullar el nido y luchar contra otros atacándoles con sus mandíbulas, perforando su exoesqueleto y luego marcándolos con una feromona; el macho marcado se identifica entonces como un invasor por las hormigas obreras y lo matan.

La mayoría de las especies de hormigas son univoltinas, y producen una nueva generación cada año. Durante el periodo de apareamiento, que varía dependiendo de la especie, los machos y hembras alados salen al exterior (generalmente los machos lo hacen antes que las hembras) en el llamado vuelo nupcial. Los machos utilizan señales visuales para buscar un lugar de apareamiento común donde convergen otros machos; entonces secretan unas feromonas para que acudan las hembras. Las hembras de algunas especies se aparean con un solo macho, pero en otras pueden aparearse con hasta diez o más machos diferentes, almacenando el esperma en su espermateca. Las hembras que se han apareado buscan después un lugar adecuado para empezar una nueva colonia; allí se arrancan las alas y empiezan a poner los huevos y a cuidarlos. Las hembras almacenan el esperma que obtienen durante su vuelo nupcial para fertilizar de manera selectiva los futuros huevos. Las primeras obreras que nacen son débiles y más pequeñas que las que nacen con posterioridad, pero empiezan a servir a la colonia inmediatamente; amplían el hormiguero, buscan alimentos y cuidan de los otros huevos. En la mayoría de las especies, es así como se forman las colonias. En las especies que tienen varias reinas, una de ellas puede abandonar el hormiguero, junto con algunas obreras, para fundar una nueva colonia en otro lugar.

(Una reina fertilizada comienza a excavar una nueva colonia) 

Se han descrito una gran variedad de estrategias reproductivas en distintas especies de hormigas. Se sabe que las hembras de algunas especies tienen la capacidad de reproducirse asexuadamente por partenogénesis telitoquia, y una especie, Mycocepurus smithii, está compuesta solo por hembras.

Las colonias de hormigas pueden ser longevas. Las reinas pueden vivir hasta treinta años, mientras que las obreras viven entre uno y tres. Los machos, sin embargo, tienen una vida más efímera, y solo viven unas pocas semanas.​ Se estima que las hormigas reina viven hasta cien veces más que los insectos solitarios de un tamaño similar.

Permanecen activas a lo largo de todo el año en la zona tropical, pero, en regiones más frías, sobreviven el invierno en un estado de dormancia o inactividad. Las formas de inactividad son variadas y algunas especies de zonas templadas tienen larvas que entran en estado inactivo (diapausa), mientras que otras, solo son los adultos los que pasan el invierno en un estado de actividad reducida.





jueves, 23 de marzo de 2023

Tigres de bengala

El tigre de Bengala (Panthera tigris tigris), también conocido como tigre de Bengala real o tigre indio, es una subespecie de tigre que habita en la India, Nepal, Bangladés, Bután, Birmania y Tíbet. Es la subespecie más numerosa y conocida de tigre, y se encuentra en una gran variedad de hábitats, incluyendo sabanas y bosques tropicales y subtropicales. Su piel es generalmente de color naranja o leonado. Existe una mutación genética que produce que la piel naranja del tigre sea sustituida por el color blanco; a estos tigres se les conoce como tigres blancos. Una mutación aún más rara (de la que existen menos de cien ejemplares, todos en cautiverio), se conoce como tigre dorado. El tigre es un animal nacional en la India y Bangladés.


En 2017 un equipo de investigadores pertenecientes a la UICN publicó una nueva clasificación taxonómica de la familia felidae en la que solo reconocía dos subespecies de tigres, el tigre de Asia continental (Panthera tigris tigris), que agrupa al tigre de Bengala, siberiano, de Indochina, sur de China, malayo, así como el tigre extinto del Caspio y los tigres de la sonda (Panthera tigris sondaica) que agrupa al tigre de Sumatra así como a los ya desaparecidos tigres de Java y Bali. Esta evaluación se basa en una extensa revisión de publicaciones recientes sobre la morfología del tigre y su filogeografía.

Características

Anteriormente se le consideraba la segunda subespecie en tamaño, detrás del tigre siberiano (P. tigris altaica). Sin embargo estudios recientes sugieren que en la actualidad esta podría ser la subespecie de mayor tamaño. La longitud total de los machos es de 270-310 cm, mientras que la de las hembras es de 240-265 cm; la cola mide unos 85-100 cm de largo y la altura a los hombros es de 90-110 cm. El peso depende de la región; algunos tigres están por debajo de los 100 kg mientras que otros llegan a los 230 kg en el caso de los machos. En Chitwal siete tigres macho arrojaron un promedio de 221 kg. Sin embargo, aquellos machos que habitan el Centro de India, tienen un peso de entre 160 a 233 kg, y un promedio de 190 kg para los machos y de 131 kg para las hembras. Aun así, se conoció un gran macho del parque nacional Ranthambore, de nombre Ustad (T24), al que se le adjudica la muerte de cuatro personas entre 2010 y 2015, que llegó a los 250 kg de peso.

El tigre de Bengala más pesado, confirmado en los récords de caza, fue un macho de 258.6 kg, cazado al norte de India en 1938.​ Sin embargo los machos más pesados, registrados por científicos hasta ahora, son dos tigres (M105 y M026) de más de 270 kg, capturados en Nepal, en 1980 y 1984, respectivamente.​ El tigre de Bengala más grande, medido entre las curvas, fue un macho cazado por Archibald Dunbar Brander, que alcanzó los 221 cm de longitud cabeza-cuerpo, con una circunferencia de pecho de 150 cm, una altura a los hombros de 109 cm y una cola de tan solo 81 cm, probablemente cercenada por un macho rival. Si bien este ejemplar no pudo ser pesado, se calculó que su masa corporal no sería menor de los 272 kg.

Según los Récords Mundiales Guinness, el tigre de Bengala de mayor tamaño conocido fue un gran macho cazado en 1967; midió 322 cm de largo total en línea recta (338 cm entre las curvas del lomo) y pesó 388.7 kg. Aunque esto no se considera un peso científicamente correcto dado que sus medidas no coinciden con su peso y en las fotos el tigre no goza de gran tamaño, así que es muy posible que su peso real sea mucho más bajo, el ejemplar fue cazado al norte de India por David Hasinger, un industrial de Filadelfia. Actualmente este ejemplar se encuentra exhibido en el Instituto Smithsoniano, en el salón de los Mamíferos.​ A principios del siglo xx se reportaron ejemplares machos que alcanzaron los 360 cm de longitud total; sin embargo no existe corroboración científica de tales tamaños y lo más probable es que fueran medidos sobre las curvas del lomo.

Reproducción 

Los tigres de Bengala son individuos que realizan la mayor parte de sus actividades solos, excepto la reproducción; no existe una temporada obligatoria de apareamiento y nacimiento pero gran parte de las crías nacen en los meses de diciembre y abril. Los machos y hembras sólo se unen en los periodos reproductivos. El celo difiere según las condiciones climáticas de la zona en que habitan. La reproducción es vivípara y la gestación dura entre noventa y tres y ciento doce días.​ La madurez sexual del tigre la alcanza a los cuatro o cinco años de edad. La madre permanece junto a sus cachorros, que nacen con los ojos cerrados, durante casi dos años, enseñándoles todos los secretos de la caza y la supervivencia. La camada es de entre uno a seis cachorros. Entre los cinco y lo seis meses de edad comienzan a cazar y a los dos o tres años inician la aventura de la vida solitaria.

El intervalo entre los partos de las tigresas estudiadas fue de treinta y tres meses, sin mucha diferencia entre los sexos de las crías, aunque la cantidad de cachorros macho fue ligeramente mayor. El intervalo entre los nacimientos de cachorros de los tigres de Ranthambore es significativamente mayor que el plazo que existe entre otras poblaciones de tigres estudiadas como las del parque nacional de Chitwan en Nepal, donde el intervalo entre nacimientos fue de veintiún meses o la Reserva de tigres Pench en India, donde es de veinticinco meses. Según los investigadores que participaron en el estudio este plazo más largo entre alumbramientos podría deberse a las condiciones climáticas adversas presentes en Ranthambore durante el verano y a las bajas precipitaciones anuales (800 mm al año); sin embargo el tamaño de las camadas es similar al de otras poblaciones de tigre (uno a tres cachorros). La tasa de mortalidad en los cachorros de hasta doce meses de edad monitoreados en el estudio fue baja (de 15%) en contraste con los índices de mortalidad en cachorros de ambientes más tropicales (hasta 34%), mientras que los tigres juveniles de entre doce y veinticuatro meses de edad tuvieron un índice de mortalidad del 6% en Ranthambore y un 17% en otras regiones.

Dieta 

Los tigres son carnívoros y cazan desde pavos reales hasta búfalos asiáticos y gaures (incluyendo los grandes machos que alcanzan los 1000 kg de peso), pasando por toda una gama de presas que incluye monos, jabalíes, tapires, ciervos y antílopes. Se han reportado casos más raros en que los tigres han atacado a crías de rinoceronte y elefante, e incluso de individuos que fueron capaces de abatir y devorar a otros grandes carnívoros como leopardos y osos. Mucho más raros son los ataques contra humanos, aunque hasta hace un siglo se sucedían con cierta frecuencia. Se calcula que solo en Bangladés se producen unos cien ataques al año.

Habitat 

La mayor parte de tigres de Bengala, casi un tercio de la población mundial de estos grandes felinos, habita en la India y Bangladés. Los parques nacionales de estos países, como Sundarbans y Ranthambore, albergan la mayor parte de estos. También hay una población importante en Nepal, principalmente en el parque nacional de Royal Chitwan.

Pelaje

Su pelaje superior es de color naranja rojizo con rayas negras o grises, mientras las partes inferiores son blancas. Debido a una mutación genética, algunos tigres en vez de tener pelos naranja, los tienen en color blanco. Por este motivo se los llama «tigres blancos». Otros, en cambio, son conocidos como tigres dorados, producto de otra mutación, pero estos solo son vistos en cautiverio.




miércoles, 22 de marzo de 2023

Lobos

El lobo (Canis lupus) es una especie de mamífero placentario del orden de los carnívoros. El naturalista Carlos Linneo, en la décima edición de su obra Systema naturæ, publicada en 1758, clasificó al perro doméstico como especie distinta (Canis familiaris); sin embargo, en la actualidad predomina su consideración como miembro de la misma especie según la secuencia del ADN y otros estudios genéticos.​ El primer registro fósil data de hace ochocientos mil años. Los lobos son originarios de Norteamérica y Eurasia, por donde antaño se distribuían y eran abundantes. Hoy en día, habitan únicamente una muy limitada porción del que antes fue su territorio.

Aunque todavía hay un número aceptable de lobos en la parte continental de los Estados Unidos de América y en algunas otras regiones, la especie está listada como en peligro o amenazada. Los lobos se cazan en muchas partes del mundo por la amenaza que representan para el ganado, así como por deporte.

Anatomia

El peso y tamaño del lobo varia considerablemente en todo el mundo, y tiende a incrementarse proporcionalmente con la latitud, como predice la regla de Bergmann. En términos generales la altura varía entre los 60 y los 90 cm hasta el hombro, y tienen un peso de entre 32 y 64 kg. Supuestamente se han hallado especímenes de más de 77 kg en Alaska y Canadá; (no confirmado), el lobo salvaje más pesado, cazado en Alaska en 1939, pesaba 80 kg. Hay algunos casos sin confirmar de lobos cazados en el nordeste de Rusia que alcanzaban los 100 kg. Los lobos más pequeños son las sub-especies de lobos árabes, sus hembras pueden pesar unos 10 kg en la madurez. Las hembras en una población dada pesan alrededor de un 20 % menos que los machos.​ Los lobos pueden medir entre 1,3 a 2 m desde el hocico hasta la punta de la cola, siendo esta aproximadamente un cuarto de la longitud total del cuerpo.

Los lobos poseen rasgos ideales para viajes de larga distancia. Su estrecho pecho y su potente espalda y piernas facilitan una locomoción eficiente. Son capaces de cubrir varios kilómetros trotando a una velocidad de 10 km/h, pudiendo alcanzar velocidades punta de 65 km/h en una persecución. Mientras corren a gran velocidad pueden cubrir cinco metros por salto.​ Las patas de los lobos están adaptadas para andar con facilidad por una amplia variedad de terrenos, especialmente nieve y tierra blanda: Tienen una pequeña membrana entre cada dedo, lo que les permite moverse por la nieve con más facilidad que a sus presas. Los lobos son digitígrados, y cuentan con patas traseras más largas y un quinto dedo vestigial, solo presentes en las delanteras, siendo sus garras de coloración oscura/negra y no retráctiles. Pelos erectos y garras desafiladas realzan el agarre en superficies resbaladizas, y vasos sanguíneos especiales evitan el enfriamiento de las almohadillas de las patas. Unas glándulas les ayudan a marcar e informar a sus congéneres de su paradero mientras se mueven por grandes extensiones.

El mayor tamaño y longitud de las patas, ojos amarillos y mayores dientes hacen distinguir a los lobos adultos de otros cánidos, particularmente perros. Existe una glándula odorífica presente en la base de la cola de los lobos, la cual le confiere a cada individuo un rastro aromático único, que les sirve para poder identificarse entre ellos.


Dentadura

Los lobos y la mayoría de los perros grandes comparten idéntica dentadura; el maxilar superior tiene seis incisivos, dos caninos, ocho premolares y cuatro molares y el maxilar inferior tiene seis incisivos, dos caninos, ocho premolares y seis molares.

Los cuatro premolares superiores y los primeros molares inferiores constituyen los dientes carnasiales, los cuales son herramientas esenciales para cortar carne. Los largos dientes caninos son también importantes, ya que están adaptados para mantener y contener a la presa. Por tanto, cualquier lesión en la mandíbula o en los dientes puede ser devastador para un lobo, destinándolo a la inanición o a la incapacidad.

Sentidos

Pueden cazar tanto de día como de noche gracias a su agudo sentido del olfato y a su visión nictálope, para poca luz, dado que sus ojos poseen un tapetum lucidum tras la retina. Sus largos y poderosos hocicos ayudan a distinguirlos de los coyotes y chacales, los cuales tienen hocicos más estrechos; y de los perros que generalmente los tienen más pequeños. Los lobos difieren también en ciertas dimensiones craneales, teniendo un ángulo orbital más pequeño que, por ejemplo, los perros (53º estos y 45º los lobos), así como en una mayor capacidad cerebral, siendo la bóveda craneana un 20 % más grande.

Pelaje

En ocasiones un lobo parece más pesado de lo que realmente es, debido a su voluminoso pelaje, compuesto por dos capas. La primera capa está adaptada para repeler el agua y la suciedad. La segunda es un denso subpelaje resistente al agua que aísla al lobo. Este se torna en una gran mata de pelo a finales de primavera o comienzos de verano. Un lobo se frota normalmente contra objetos tales como rocas y ramas para fomentar la pérdida del pelaje. El subpelaje es usualmente gris sin tener en cuenta la apariencia del pelaje exterior. Los lobos tienen distintos pelajes en invierno y en verano que alternan en primavera y otoño. Las hembras tienden a conservar sus pelajes invernales más allá de la primavera a diferencia de los machos.

La coloración varía; va del gris al gris marrón, a través del espectro canino del blanco, rojo, marrón y negro. Estos colores tienden a mezclarse en muchas poblaciones para formar individuos predominantemente mezclados, aunque no es infrecuente que un individuo o una población entera sea de un mismo color, normalmente todos negros o todos blancos. El color del pelaje a veces corresponde con el ambiente en el que una población de lobos se desenvuelve; por ejemplo; todos los lobos blancos son mucho más comunes en áreas nevadas. Con el crecimiento van adquiriendo un matiz grisáceo en sus pelajes. Normalmente se cree que la coloración del pelaje del lobo sirve como mecanismo de camuflaje. Esto no es totalmente correcto, dado que algunos científicos han demostrado que la mezcla de colores tiene más que ver con enfatizar gestos, tanto como la sombra de ojos o el lápiz de labios en los humanos.

Al nacer, los cachorros tienden a tener el pelaje más oscuro y los ojos azules que se volverán amarillos-dorados o naranjas cuando alcancen entre ocho a dieciséis semanas.​ Aunque es extremadamente inusual, es posible que un adulto mantenga los ojos azules.

Hábitat y distribución actual

Toda Norteamérica, Japón, Europa occidental, Rusia y la India, contaban con poblaciones de lobos en abundancia. A pesar de ello, de los antes mencionados, solo Rusia continúa manteniendo un elevado número de ejemplares.

En América del Norte, ocupan el norte de Groenlandia, varias islas árticas y gran extensión de Canadá. Estados Unidos apenas conserva unas poblaciones fragmentadas y en México se conservan pocos individuos en cautiverio, ya que la caza y la destrucción del hábitat los redujeron a cifras alarmantes.

Rusia, China, Kazajistán, Nepal y Mongolia son países con gran presencia de subespecies de lobos.

En África y Oriente medio, se conservan de forma fragmentada, pero el lobo dorado africano (Canis anthus) es uno de los más distribuidos.





martes, 21 de marzo de 2023

Tiburon blanco

 El gran tiburón blanco (Carcharodon carcharias) o jaquetón es una especie de pez cartilaginoso lamniforme de la familia Lamnidae (escualo). Vive en las aguas cálidas y templadas de casi todos los océanos. Esta especie es la única del género Carcharodon que sobrevive en la actualidad. A nivel mundial se considera Vulnerable (IUCN). 

Los tiburones blancos se caracterizan por su cuerpo fusiforme y gran robustez. El morro es cónico, corto y grueso. La boca, muy grande y redondeada, tiene forma de arco. Permanece siempre entreabierta, dejando ver al menos una hilera de dientes de la quijada superior y una o dos de la inferior, mientras el agua penetra en ella y sale continuamente por las branquias.

Durante el ataque, las fauces se abren hasta tal punto que la forma de la cabeza se deforma pues la mandíbula se proyecta, y se cierran luego con una fuerza trescientas veces superior a la de una mandíbula humana (1.2-2.4 toneladas).

Los dientes son grandes, aserrados, de forma triangular y muy anchos. Al contrario que otros tiburones, no poseen diastema ni reducción de diente alguno, sino que tienen toda la quijada provista de dientes alineados e igualmente capaces de aferrar, cortar y desgarrar. Detrás de las dos hileras de dientes principales, los tiburones blancos (como todos los tiburones) tienen dos o tres más en continuo crecimiento que suplen la frecuente caída de dientes con otros nuevos y se van reemplazando por nuevas hileras a lo largo de los años. Dichos dientes están apoyados sobre el tejido conjuntivo de las quijadas, carecen de raíz y tienen base bifurcada, dándole una apariencia inconfundible en forma de punta de flecha.


Los orificios nasales (narinas) son muy estrechos, mientras que los ojos son pequeños, circulares y completamente negros. Esta especie carece de membrana nictitante o tercer párpado, pero utiliza los músculos extraoculares para rotar el ojo por completo al interior de la órbita de modo de protegerlo mientras se alimenta. En los costados de la cabeza se sitúan cinco hendiduras branquiales, seguidas en el tronco por un par de aletas pectorales bien desarrolladas y de forma triangular y un par de aletas pélvicas, cerca de la aleta caudal, mucho más pequeñas. La caudal está muy desarrollada, al igual que la gran aleta dorsal de su lomo, de forma inconfundible para cualquiera. Otras dos aletas impares pequeñas (segunda dorsal y anal) ubicadas en la línea media y más cerca de la cola, completan el aspecto de este animal.

A pesar de su nombre, el jaquetón solamente es blanco en su parte ventral, mientras que la dorsal es gris o azulada. Este patrón, común en muchos animales acuáticos, sirve para confundirse con la luz solar (en caso de mirarse desde abajo) o con las oscuras aguas marinas (en caso de hacerlo desde arriba), constituyendo un camuflaje tan simple como efectivo. El extremo de la parte ventral de las aletas escapulares y la zona de las axilas aparecen teñidos de negro. La piel, muy áspera, se compone de duras escamas llamadas dentículos dérmicos por su forma afilada.

No obstante, la denominación de «tiburón blanco» podría tener su lógica en el caso de avistarse ejemplares albinos de esta especie, que, aunque son muy raros, existen. En 1996 se pescó en las costas de El Cabo Oriental (Sudáfrica) una hembra joven de apenas 145 cm que exhibía esta rara característica.

Sentidos

Las terminaciones nerviosas del extremo frontal correspondientes a los neuromastos de la línea lateral recogen las vibraciones en el agua y guían al animal hasta la posible presa que esté causando esa perturbación. Otros receptores (conocidos como ampollas de Lorenzini, unas células especializadas con una forma similar a la de minúsculas «botellas») situados en torno a los orificios nasales le permiten captar también campos eléctricos de frecuencia variable que probablemente use para orientarse en sus migraciones a través de largas distancias. Su olfato es muy potente, capaz de detectar unas pocas moléculas de sangre entre un millón de moléculas de agua a kilómetros de distancia; la detección de sangre lo atrae, al tiempo que se vuelve mucho más agresivo. Además, son capaces de distinguir entre las diferentes concentraciones en las que se puede encontrar una partícula olorosa en particular, lo que les permite una mejor orientación hacia el alimento. Por lo general, aquellas especies que tienen un sentido del olfato muy agudo tienen multitud de locus o loci para genes del receptor olfativo OF. Por ello, cuando se secuenció el genoma del tiburón blanco eso era lo que cabría esperar, debido a su gran capacidad para detectar olores. Sin embargo, este hecho no se dio. Como alternativa, se ha propuesto que, en su lugar, posean secuencias de genes relacionados con la recepción de olores muy conservadas (seleccionadas positivamente por la evolución) o enriquecidas, o bien exista una familia de genes alternativos que tengan un papel importante en esta función. El órgano vomeronasal constituye un órgano de recepción olfativa auxiliar al sentido del olfato que está presente en algunos vertebrados. La secuenciación del ADN del tiburón blanco ha detectado que poseen catorce genes para el receptor vomeronasal, cumpliéndo la hipótesis del enriquecimiento génico, lo que indica una mayor regulación del proceso. Adicionalmente se ha encontrado una secuencia génica conservada que podría tener relación con la compensación de escasas secuencias del gen OF. La proteína Bbs5 es una molécula relacionada con el ensamblaje celular del Cilio celular. Defectos en esta proteína se han descrito en el Síndrome de Bardet-Biedl que, entre otras cosas, puede provocar deficiencias en la detección de olores o anosmia. En el tiburón blanco se ha visto que la secuencia de dicha proteína se encuentra muy conservada, pudiendo constituir otro método para desarrollar una aguda detección de olores.​ La vista también está bien desarrollada y tiene un papel muy importante en la aproximación final a la presa y su peculiar modelo de acecho y ataque desde debajo de la misma. La vista del Tiburón Blanco es completamente verde. Sus ojos están orientados hacia los costados, y no pueden mirar hacia adelante en forma recta como los humanos.

Tamaño
La longitud más frecuente entre los tiburones blancos adultos es de 5 a 7 m (siendo los machos menores que las hembras), aunque se han citado casos de individuos excepcionales que rebasaban ampliamente esas medidas. En la actualidad no se puede asegurar cuál es realmente el tamaño máximo en esta especie, hecho que se ve reforzado por la existencia de notas antiguas y poco fiables sobre animales realmente gigantescos. Varios de estos casos se analizan en el libro The Great White Shark (1991), de Richard Ellis y John E. McCosker, ambos expertos en tiburones.

Durante décadas, muchos libros de referencia en el campo de la ictiología , así como el Libros Güines de récords mundiales, recogieron dos tiburones blancos como los más grandes jamás capturados; uno de ellos era un ejemplar de 9 m supuestamente capturado en aguas del Sur de Australia, cerca de Port Fairy, en la década de 1870 y el otro se trataba de un individuo de 11.3 m que quedó atrapado en una red para arenques en Nuevo BrunswickCanadá en la década de 1930.

En su libro, Ellis y McCosker aceptan que este tiburón parecía tener un tamaño superior a la media, pero no consideran como cierta la medida de 7.2 m. Durante los siguientes años, otros expertos también han encontrado motivos para dudar de este dato, debido en parte al desacuerdo entre Cutajar y otros testigos a la hora de fijar las medidas. Finalmente, un analista fotográfico de la BBC concluyó, teniendo en cuenta el error al que la perspectiva puede llevar en la fotografía del animal, que el tamaño real del animal estaría en torno a los 6.6 m.​ En abril de 2014, personal del Ministerio de pesca australiano logró capturar y etiquetar a una gran hembra de tiburón blanco de aproximadamente treinta años de edad que midió 6.3 m de longitud y pesó 1.6 t (toneladas); esta captura se realizó cerca de la isla Mistaken, a 400 km (kilómetros) de Perth. En agosto de 2015, fue documentada una gran hembra conocida como Deep Blue en la isla Guadalupe en el Pacífico mexicano, la cual alcanzó los siete metros de longitud (23 pies) y se le estima una edad de alrededor de cincuenta años.

Actualmente, la mayoría de los expertos están de acuerdo en que el tamaño máximo que puede alcanzar un tiburón blanco es de unos 7 m de longitud y alrededor de 2 t (toneladas) de peso. Los informes sobre tamaños mucho mayores que este suelen considerarse dudosos y según el Canadian Shark Research Centre (Centro Canadiense de Investigación del Tiburón), el gran tiburón blanco más grande correctamente medido fue una hembra capturada en agosto de 1988 en la isla del Príncipe Eduardo, que midió 6.1 m. El tiburón fue pescado por David McKendrick, un residente local de Alberton, West Prince. McKendrick y un hombre llamado David Livingstone tienen el primer y segundo mayor diente de este tiburón.

En lo relativo al peso se añade un nuevo problema, ya que este puede variar ligeramente en función de lo que el tiburón haya comido y si lo ha hecho de forma más o menos reciente. Un ejemplar adulto puede introducirse en la boca hasta 14 kg de carne de un solo mordisco, y almacenar varios más en su estómago hasta que termina de digerirlos. Por esta razón, Ellis y McConker consideran posible que los tiburones blancos puedan llegar a alcanzar pesos de 2 t (toneladas), aunque el mayor de los que ellos han estudiado «sólo» pesaba 1.75 t.

El mayor tiburón blanco reconocido por la Asociación Internacional de Pesca Deportiva (IGFA, en sus siglas en inglés) es un ejemplar de 1208 kg capturado por Alf Dean en 1959, al sur de Australia. Se conocen muchos otros ejemplares mayores, pero la IGFA no los tiene en cuenta por haber sido capturados sin respetar las normas impuestas por esta organización.

Alimentación 

Especialmente la que procede de cadáveres de ballena a la deriva, de los que arrancan grandes pedazos. Cerca de las costas, los tiburones blancos consumen grandes cantidades de objetos flotantes por error: en sus estómagos se han llegado a encontrar incluso matrículas de automóvil.

Tanto la caza como el resto de la vida del gran tiburón blanco suelen ser solitarios. Ocasionalmente se ven parejas o pequeños grupos desplazándose a la búsqueda de alimento, labor que les lleva a recorrer cientos de kilómetros. Aunque preferentemente nómadas, algunos ejemplares prefieren alimentarse en ciertas zonas costeras, como ocurre en algunas regiones de California, Sudáfrica y especialmente Australia.

Los tiburones blancos jóvenes se alimentan principalmente de peces como rayas y otros tiburones, pero cuando ya son adultos se alimentan de mamíferos marinos como focas, lobos y leones marinos principalmente en costas californianas, pero en zonas donde no hay pinnípedos cazan delfines, marsopas y eventualmente zifios, los atacan por detrás, por arriba o por debajo para evitar ser detectados por su ecolocalización, ocasionalmente atacan otros cetáceos como cachalotes pigmeos y calderones.

También cazan pingüinos, tortugas marinas y se tienen registros de nutrias marinas con mordeduras de tiburones en California.

Enemigos naturales

La orca puede constituir una amenaza para los tiburones blancos. El 4 de octubre de 1997, en las aguas que bañan las islas Farallón, ocurrió un ataque de una orca hembra de 6 metros conocida por los científicos como Ca2 contra un tiburón blanco, durante el cual el tiburón murió. No se sabe realmente el verdadero tamaño de aquel ejemplar debido a que quedó completamente destrozado, pero los expertos suponen que se trataba de un tiburón joven de 3 metros.

Contrariamente a lo que mucha gente piensa, los grandes tiburones blancos adultos no son atacados por las orcas, que van principalmente a por ejemplares jóvenes por ser más fáciles de capturar; se cree que el ataque ocurrido fue por competencia por las presas ya que ambas especies tienen casi los mismos hábitos alimentarios, por lo que las orcas desplazan a los tiburones a áreas donde no haya más de estos cetáceos. Una zona donde se superponen ambas especies es toda la costa californiana, pero también hay competencia en el Pacífico oeste, posiblemente en Japón donde ambas especies son abundantes, el Atlántico suroeste, algunas zonas de Australia y el Mediterráneo, y también en aguas de Nueva Zelanda.

Aparte de orcas, los ejemplares jóvenes pueden caer presas de tiburones tigre, tiburones toro y cocodrilos de agua salada en costas australianas. El canibalismo no es ajeno a esta especie.

Reproducción 

Aunque apenas hay unos cuantos casos de hembras grávidas capturadas, se puede afirmar que esta especie prefiere reproducirse en aguas templadas, en primavera o verano, y es ovovivípara. Poseen un ciclo reproductivo lento con embriones denominados oófagos: los huevos, de cuatro a diez o tal vez hasta catorce semanas, permanecen en el útero hasta que eclosionan, y es entonces cuando se da el canibalismo intrauterino u Oofagia (siendo las crías más débiles y los huevos aún por abrir devorados por sus hermanos más fuertes) de la misma forma que sucede en otras especies de lámnidos. Se estima que el tiempo de gestación de estos animales es de un año. Unas tres o cuatro crías de 12 dm (decímetros) de largo y dientes aserrados logran salir al exterior en el parto e inmediatamente se alejan de su madre para evitar ser devoradas por ésta. Desde entonces llevan una vida solitaria, creciendo a un ritmo bastante rápido. Alcanzan los dos metros en el primer año de vida; los machos, más pequeños que las hembras, maduran sexualmente antes que éstas, cuando alcanzan los 3.8 m (metros) de largo (unos cuatro años), aunque, de acuerdo con Compagno (1984), algunos individuos podrían madurar excepcionalmente cuando todavía cuentan con apenas dos metros y medio. Se distinguen por unas extensiones de las aletas pélvicas que sirven de órganos copuladores. Las hembras no pueden reproducirse hasta que alcanzan entre 4.5 y 5 m de largo y se cree que son fértiles durante un corto periodo de tiempo, lo que hace que su tasa reproductiva sea baja.

No se conoce gran cosa sobre las relaciones intraespecíficas que se dan en esta especie, y lo que respecta al apareamiento no es una excepción. Es posible que este se produzca con más frecuencia después de que varios individuos compartan un gran festín, como por ejemplo un cadáver de ballena. La vida media para estos animales no se conoce con exactitud, pero es probable que oscile entre los quince y treinta años. En enero de 2014, un grupo investigadores del Woods Holle Oceanographic Institution de Cape Cod, en Massachusetts, liderados por el Dr. Li Ling Hamady, publicaron un estudio basado en la datación con carbono-14 sobre las vértebras de diversos ejemplares (4 machos y 4 hembras) del noroeste del Atlántico en la revista científica PLOS ONE. En dicho estudio se concluyó que la expectativa de vida del tiburón blanco era de más de setenta años, tres veces más de lo que anteriormente se pensaba, ya que el ejemplar más longevo, un macho, tenía una edad de setenta y tres años, mientras que la hembra más madura contaba con unos cuarenta años de edad.


Cocodrilos

Hormigas

 Las hormigas (Formicidae) son una familia de insectos eusociales que, como las avispas y las abejas, pertenecen al orden de los himenóptero...